Realidad Bohemia.

Nunca nos importó el dinero. Sólo necesitaba hojas y plumas mientras tú, pinturas y brochas.
El vestido, alimento y lo demás dependían de la suerte del día, por lo que nunca los tuvimos asegurados pero ¿qué más da? Siempre nos gustó lo incertidumbre.

Suena muy poético, pero nosotros sabemos lo mucho que  padecimos…
¡Cómo olvidar aquel calor sucio en el que nos abrazamos mientras llorabamos las horas!
Aunque quizá, ellas nos lloraban!

Pero nadie nos obligo, así lo quisimos e hicimos. Abrimos con desesperación nuestras jaulas para escapar. Gritamos “¡Arte y libertad!” y henos aquí… Sin arrepentirnos, ni de lo que nos deparó el entonces futuro, ahora presente.

Sonreímos; tu, sentado en el arrabal con los cuadros expuestos retratando realidades y utopías, y escribiendo en las esquinas de las servilletas y en las hojas de los árboles para después llevarlas de editorial en editorial. Vivimos bajo el mismo domo que los infelices, ricos y reprimidos, la diferencia es que el “hubiera” no esta en nuestro vocabulario.

Ellos lloran en su palacio y nosotros reímos en nuestra choza, ¿qué importa? Al final, a ambos nos espera la tumba.

 

Mónica Sosa Vásquez.

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