Estrella

Las gotas, añicos de cristal, fueron la primera lluvia 
clavándose en la tierra húmeda y perdiéndose en las grietas de la sedienta.

Caminamos en un hilo hallando restos del enigma:
                                          Evidencia de la realidad.

Nuestras manos, siendo una 
          y con la mente al norte
pactaron tornar el anhelo en profecía. 

Entre el danzante despertar de cada día
Salió ese sol que nunca vi,
con ese futuro lleno de esperanza que se marchitaba con mi cuerpo. 

Y la nebulosa, fino velo sideral,
me  envolvió en su dulce escharcha
y emprendió el liviano vuelo…

Atravesamos las confusas nubes
         Traspasamos las tangibles capas de lo imaginario
y respiré sin aire. 

Me liberó al tiempo sin agujas y espacio sin dimensiones. 
Me arrastró el remolino con sabor a libertad,  
                     Hasta que su lengua aplacó las marea y lanzó una esfera como el dragón al fuego.

Me apuntó un dedo y la luz nació… 
Era un astro vibrante, cuyo acelerado palpitar desprendía brillo,
                                que cubría a los trovadores de la luna.
sintiendo sus pieles en cada polvo.          

Mónica Sosa Vásquez.

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